Friday, January 29, 2010

Bienvenida

Programa de Cuidado Integral del Obrero


La responsabilidad suprema del cuidado de los obreros es de Dios, nosotros descansamos plenamente en sus manos porque es Él el que nos envía, y el que tiene el poder para sostenernos. Aunque la iglesia cumpla con su papel de enviadora, y la agencia funcione en el área administrativa, el obrero debe tener claro que su Jefe es el Señor de la mies. Sin embargo, en la tarea histórica de alcanzar a las naciones, la responsabilidad para el cuidado integral del obrero ha sido compartida entre tres entidades:

1) La iglesia enviadora

2) La agencia

3) El obrero

Cada miembro de esta alianza tiene un papel importante y diferente por cumplir. Como programa de Cuidado Integral nuestro objetivo principal es concienciar a la iglesia y al movimiento misionero iberoamericano sobre la urgente necesidad que existe en el cuidado de nuestros obreros, comenzando desde su llamado, hasta su regreso a casa. Esta concienciación se hará por medio de consultas regionales, capacitación y entrenamiento de líderes, elaboración y distribución de materiales, así como también, orientación y asesoría. Al mismo tiempo, se está trabajando en la formación de una red de contactos a través de toda Iberoamérica con el fin de mantener una cooperación e intercambio de ideas y recursos sobre el cuidado pastoral de los obreros en el campo. Para conocer más sobre el programa y obtener información, escríbanos a cuidadointegral@comibam.org

Articulos

Construyendo Equipos, Construyendo Muros

No hace mucho tiempo, muchos misioneros vivían en complejos misioneros. Donde yo vivía en África del oeste hace veinte años, había un complejo, una ciudad sobre un cerro. Tenía el único sistema de aire acondicionado y uno de los dos teléfonos de aquel lugar. El complejo estaba ubicado sobre y separado del pueblo, tanto física como espiritualmente.

Hoy en día, pocos misioneros viven en complejos misioneros. Hemos reconocido que no podemos desarrollar relaciones después de haber levantado muros. También nos hemos dado cuenta cuan insultada se sintió la gente local por parte de los misioneros que daban a entender que su manera de vivir era mejor.

Pero el complejo misionero está vivito y coleando. Sus muros no son de piedra ni de adobe, pero son igualmente reales. La distancia entre el misionero y el local es igual de grande y el insulto no intencional es más grande aun.

El complejo misionero de nuestro tiempo es el equipo. La mayoría de las agencias misioneras insisten en que sus obreros formen equipos. Cuando el equipo llega o se forma en el campo, sus miembros esperan que sus necesidades sean satisfechas entre sí. Cuando tienen nostalgia o están estresados; cuando necesitan pedir prestado dinero o encontrar a alguien para cuidar su casa o a sus niños; cuando planean, oran, cuentan el uno con el otro, ellos se apoyan en los miembros de su equipo. ¿Y que tiene eso de malo? Es lo que se supone debe ser un equipo. Los libros sobre los equipos ponen énfasis en que los obreros necesitan el apoyo y la confianza de gente con la misma mentalidad. Sin esto, dicen los expertos, los obreros dejarían el campo colapsados y heridos. Por supuesto, estos mismos expertos nos dicen que la mayor causa de deserción es la fricción con otros misioneros colegas. Estos dos hechos coexisten, pero de alguna manera ignoramos la ironía: Uno necesita de un equipo para sobrevivir en el campo, y dejará el campo a causa del equipo.

¿A qué se parecen un equipo y un complejo misionero? Primero, es una pequeña cultura extranjera en medio del campo misionero. Aún cuando los miembros del equipo vienen de diferentes países, todavía están mayormente unidos por ser diferentes a “ellos” – la gente de afuera.

Segundo, la mayor parte de la vida del obrero de la misión se desarrolla “dentro” del equipo, y su contacto con los locales se parece más a una salida al mundo exterior desconocido – por no decir hostil. Aún cuando las reuniones son mínimas o cuando los miembros del equipo trabajan en diferentes lugares, el equipo sigue siendo el centro de confianza. Desafortunadamente, pocos equipos tienen reuniones mínimas, y pocos obreros trabajan completamente aparte de sus colegas.

Tercero, el equipo, al igual que el complejo misionero, transmite el mensaje: “Dentro de nuestras paredes tenemos amistad, conversación, confianza, ayuda mutua y comprensión. No te necesitamos”. Si no necesitamos a la gente local, nuestra relación con ellos nunca puede ser en igual condición. Sí, necesitamos su comida, sus habilidades lingüísticas, y su autorización para permanecer en su país, pero no los necesitamos como individuos únicos. Entonces, todo nuestro trabajo puede parecer paternalista.

¿En qué presunción no explicada incluso no admitida, se fundamenta la idea moderna del equipo? Estoy de acuerdo en que todo el mundo necesita amistad, confianza y ayuda. ¿Pero por qué asumimos que no lo podemos conseguir de la gente local? Nuestra insistencia de que estos aspectos esenciales vienen de nuestro entorno familiar parece tan peligrosa como el racismo. Hemos reconocido el racismo inherente en el complejo misionero. Ahora es el momento para examinar cuidadosamente el mismo racismo que se esconde detrás del concepto de equipo.

Anteriormente dije que el equipo implica un insulto aún más grande contra los locales que el complejo misionero. ¿Qué significa cuando decimos a otra persona “Puesto que tú eres diferente a mí, no puedo esperar de ti amistad, confianza ni ayuda. De hecho, ni siquiera podría sobrevivir en tu país si no hubiese importado a mis propios amigos.”? Es el muro más grande que uno pueda imaginar.

El EQUIPO COMO UN OBSTÁCULO PARA TRABAJAR
Cuando mi esposo y yo llegamos por primera vez al campo misionero, las circunstancias nos ayudaron a pasar por alto los requisitos de nuestra agencia de pertenecer a un equipo. Llegamos sin conocer nada, con tres pequeños niños y un cuarto en camino. Todo lo que necesitábamos tenía que venir de la gente local. Conocíamos a una persona que hablaba inglés. Nuestros profesores de lenguaje sabían únicamente el idioma natal. Si teníamos que comprar algo, ir a algún lugar, reparar algo, enviar por correo, cocinar o entender algo, acudíamos a nuestros amigos locales.

Era maravilloso. Aprendimos rápidamente el idioma, desarrollamos muchas relaciones personales y fuimos capaces de vivir simple y abiertamente. Esto era importante porque la gente había escuchado muchas mentiras de los musulmanes y de los comunistas acerca de los misioneros. Pero puesto que nuestros vecinos estaban involucrados en la mayoría de los aspectos de nuestras vidas, vieron que éramos gente normal.

Por varios años no recibimos nuevos miembros en nuestro equipo. Posteriormente nuestra agencia envió a varias personas para que sean parte de nuestro equipo. Los nuevos obreros, dijeron que se estaban uniendo a un equipo, naturalmente nos miraban a nosotros cuando necesitaban ayuda. Nos solicitaron hacerles seguimiento y escribir informes mensuales sobre su salud física, mental y espiritual. Nuestro tiempo con los amigos locales se redujo drásticamente. Cuando tenía una hora entre las tareas escolares de mis hijos, los quehaceres domésticos y la enseñanza del inglés, tenía que hacer visitas pastorales a los miembros del equipo. Sentía que ellos esperaban que lo haga – y en algunos casos me dijeron directamente que estaban resentidos por la falta de “cuidado” que les dábamos. Otros sentían que el equipo consumía demasiado de su tiempo. Nos dimos cuenta que era imposible satisfacer las expectativas de todos con los que trabajábamos.

Pocos meses antes de llegar, se habían parado frente a sus iglesias y habían profesado su llamado a trabajar con un pueblo. Ellos estaban apasionados por lo distante y exótico, habían orado por las dificultades que iban a atravesar para servir a Dios. Ninguno pretendía que su llamado era a un equipo de occidentales. ¿Que pasó con ellos? Esperaban tanto de nuestro equipo que les quedaba poca energía para dejar el “vínculo” relacional.

Hace algunas semanas estuvimos terminando la evaluación anual de los miembros del equipo exigida por nuestra agencia. Le pregunté a un miembro del equipo ¿Cuáles son tus expectativas de participar en un equipo? Ella es una misionera fuerte y dedicada, y se había evaluado justificadamente alto en sus relaciones con la gente local, su trabajo y su vida espiritual. Pero se calificó con la nota más baja en cuanto a la participación en el equipo. Ella estaba haciendo el trabajo que Dios le había llamado a hacer y estaba viviendo una vida sana en el campo. ¿Qué más necesitaba del equipo o necesitaba hacer para el equipo? Ella dijo “no sé” levantando sus hombros. Sentía que no cumplía con las expectativas de un “equipo”. Las misiones modernas han agregado esta categoría adicional de cumplimiento respeto al equipo, y como consecuencia los mejores y más eficaces obreros transculturales se sienten fracasados.

El EQUIPO COMO UN OBSTÁCULO PARA LA AMISTAD
El equipo no solamente interfiere en las relaciones con los locales, sino que también construye muros entre sus miembros los cuales se espera sean amigos. Estoy por completo para los amigos. ¿Pero es un equipo el mejor medio para proveer confianza y simpatía – para encontrar amigos?

El equipo no es una relación bíblica. La amistad es una relación bíblica – vemos a David y Jonathan (1 Samuel 18:1-4) entre muchos otros ejemplos. El matrimonio y la familia también son ordenados por Dios – “El Dios que hace habitar en familia los solos” (Salmos 68:6). La comunidad de la iglesia también lo es – como lo vemos en Hechos y en las epístolas. El empleado y el empleador, el anfitrión y el huésped, e incluso el dueño y el animal son reconocidos, descritos y hasta aprobados abiertamente o por implicación. Pero un equipo no lo es.

Jesús envió a sus discípulos de a dos. Si los equipos estuvieran limitados a dos personas solteras enviados en una misión de corto plazo, no tendría ningún problema con esto. Pero en Lucas 10, Jesús envió parejas delante de él. Ellos tenían que preparar el camino para él, y no establecer su propio trabajo allí. Él también les dijo que se queden en las casas locales y que confíen en sus anfitriones. Sus instrucciones claramente varían de nuestras prácticas de establecer equipos con otros extranjeros.

A menudo Pablo viajaba con algunos consiervos. Estas personas eran amigos de Pablo que viajaban con él siempre y cuando era bueno para el cumplimiento de sus metas. Cuando Pablo y Bernabé se separaron por Juan Marcos, la iglesia, su “agencia enviadora” – no insistió en que Pablo regresara inmediatamente hasta que pudiera encontrar otro compañero aprobado por la administración. A menudo Pablo viajaba con amigos que había hecho en el lugar donde había trabajado. En la mayoría de casos, aparentemente él podía escoger con quien trabajar.

A veces la iglesia enviaba un grupo para una misión en particular, como en Hechos 15:22. Pero estas personas llevaban una carta específica y eran líderes capaces de responder a las preguntas acerca de las decisiones contenidas en la carta. Ellos no fueron enviados para vivir juntos un largo tiempo en Antioquía como un equipo.

EL EQUIPO BASADO EN LAS DEBILIDADES, NO EN LAS FORTALEZAS
¿Si no es una relación bíblica, en qué está basada la relación de un equipo? Está basada en la suposición de que si los misioneros no tienen un grupo de apoyo ellos se desquiciarán. Un libro acerca de los equipos afirma que para ser efectivos en el campo, los obreros necesitan “dosis regulares de cuidado” de parte de los especialistas. “Una dosis” es un término usado para los tratamientos médicos. Este modelo es una terapia para los enfermos, no una vida normal para los sanos. El ministerio del Espíritu Santo, la comunión de amigos y el apoyo del cuerpo de Cristo aparentemente no son suficientes para garantizar nuestra salud en el campo. Existen relaciones sanas y eficaces entre los consiervos en el campo. Permítame describir una.

El obrero A sirve en un orfanato con varios colegas occidentales. Imagíneselo parado hombro a hombro con sus consiervos, no cara a cara. Aunque ellos no le agradan a él, ellos cooperan. Al final del día y los fines de semana, él se refugia en las relaciones bíblicas de familia, amigos, iglesia, etc. El tiene confianza natural con sus consiervos. Ellos comienzan el día orando juntos, se reúnen ocasionalmente para reuniones de staff, y pocas veces al año salen en grupo juntos. Pero el enfoque del obrero A es hacia el exterior, en su trabajo. Este es un modelo saludable y normal de trabajo maduro y es el modelo que la mayoría de nosotros a menudo seguimos en nuestros países de origen. El obrero B, por otro lado, pertenece a un equipo que pone las relaciones de equipo en primer lugar. Tienen reuniones semanales para tratar los asuntos del equipo. Ellos han dado pruebas de personalidad, estilo de trabajo y dones espirituales. Todas las semanas pasan varias horas hablando de sus sentimientos, en lugar de hablar de trabajo o de algún tema externo. Hay incompatibilidades de personalidad inevitables, así como hubo entre los consiervos del obrero A. Pero puesto que este equipo se enfoca hacia adentro, tienen más oportunidades para herirse, para malos entendidos, y para guardar rencor. Y realizan menos trabajo efectivo entre el pueblo objetivo.

Las reuniones de oración y de staff y las reuniones sociales del obrero A pronto incorporan a colegas locales de la misma mentalidad. ¿Y por qué no? Ellos tienen los mismos objetivos que los occidentales. Las reuniones del obrero B, sin embargo, se limitan al equipo, ellos creen que la amistad, la confianza y la ayuda tienen que venir de la gente igual a ellos.

El obrero A va a su casa al final del día con su familia o amigos, a sus pasatiempos y a sus devocionales privados. El obrero B, (en muchos casos) después de haber pasado la mayor parte del día con los miembros de su equipo, sale nuevamente en la noche para la reunión del equipo.

El EQUIPO COMO UN OBSTÁCULO PARA LAS RELACIONES BIBLICAS
El equipo, una relación no bíblica, termina interfiriendo con la sanidad de las relaciones bíblicas. Puedo decir por lo que he observado que el concepto de equipo se utiliza para suplantar otras relaciones. Una amiga de otra organización, que tiene tres niños pequeños, está turbada por las reuniones obligatorias y semanales de su grupo. Ella no querría dejar a sus niños con una babysitter tan a menudo. Si traía a sus niños a la reunión, los otros miembros se quejaban. Si se quedaba en su casa, los otros miembros del equipo la miraban como una obrera a medio tiempo. El mensaje era que el equipo era más importante que la maternidad. Esta situación, junto con otras, ha causado a su familia tanta presión que actualmente no están en el campo.

He trabajado en ambas situaciones de camaradería natural y en equipos impuestos externamente. He notado que cuando invito a la gente a mi casa “sin razón alguna”, ellos reacciona en forma recíproca con sus propias invitaciones. Pero cuando los invito porque mi esposo y yo somos líderes de equipo, nadie hace lo mismo. Después de todo, estoy llamando para una reunión. Tengo invitados y les sirvo comida y bebidas cada semana o cada dos semanas, pero rara vez me invitan a sus casas. Si el equipo existe para la amistad, tengo menos amigos que los que tendría de otra forma. Tengo más relaciones recíprocas con los extranjeros del pueblo que no son parte de mi equipo, sin mencionar los amigos locales.

Irónicamente, aún la confianza es más difícil en un equipo. A causa de nuestra posición como líderes, las visitas de mi esposo y las mías se preocupan – “¿Hemos hecho algo mal?” piensan los miembros. Ellos dudan en compartir sus preocupaciones y fallas porque temen que incluiremos sus comentarios en un informe. Veo el contraste claramente. Nuestras relaciones con otros obreros en el pueblo son más abiertas y tranquilas que con nuestro equipo.

¿Pero no necesitamos una estructura en caso de emergencia? Hace muchos años mi esposo y yo estuvimos en África del oeste con el Cuerpo de Paz. Los voluntarios en el campo no tenían una estructura formal – sino solamente una libre relación de camaradería que incluía también a muchos africanos. Una voluntaria tuvo una crisis nerviosa, ocasionada por problemas familiares y por la sangrienta violencia en el pueblo donde vivíamos. Cuando la necesidad se presentó, todos nos unimos. Tres de nosotros nos quedamos con ella día y noche mientras que mi esposo enviaba un mensaje a la capital para hacer los arreglos de sus vuelos. Yo volé con ella a la ciudad y la deje únicamente cuando estaba en las manos de una enfermera camino a los Estados Unidos. Otros empacaron sus pertenencias. Después regresamos a nuestros trabajos y a nuestras vidas.

Los problemas mentales reales, así como los físicos, requieren de ayuda profesional. Esta mujer necesitaba cuidado psiquiátrico, y lo recibió casi inmediatamente. No era necesario un equipo. Era necesario gente de buena voluntad. La amistad, la confianza y la ayuda son esenciales en el campo, pero el equipo los formaliza y finalmente los distorsiona. Cualquier persona que no puede construir relaciones sanas y mutuamente beneficiosas no debería ser misionero/a.

EL EQUIPO COMO UN OBSTÁCULO AL LLAMADO DE DIOS
Un equipo puede también obstaculizar nuestro llamado en maneras prácticas. Un manual de equipo de una organización describe las responsabilidades del líder del equipo:

“El tiene que escribir las estrategias del equipo y revisarlas anualmente: presentar informes mensuales sobre todos los aspectos del trabajo y las necesidades en el campo; informar a la oficina central de todos los viajes y de otras actividades de los miembros del equipo; coordinar con la oficina central respecto de posibles reclutas para el equipo; asegurar las reuniones del equipos regularmente para tiempos de comunión, oración, estudios bíblicos, entrenamiento, y conversación sobre el trabajo de plantación de iglesias; asegurarse de que se dé a cada miembro cuidado pastoral y supervisión; coordinar con la oficina central acerca de los asuntos pastorales; apoyar a cada miembro del equipo a través de la oración, el apoyo práctico, y el consejo; apoyar el trabajo de la organización a través de la oración; ayudar a los miembros del equipo con el manejo del estrés; reunirse con cada miembro regularmente y completar un formulario de evaluación anual, así como también otros formularios conforme se le sea requerido; asegurarse de que haya planes de contingencia en casos de emergencia y de que cada miembro los conozca; ser anfitrión, orientar, apoyar, y entrevistar a visitantes y a obreros de corto plazo; ayudar en el trabajo de cobertura más amplia de la organización; asegurar las oportunidades de entrenamiento y de liderazgo para los miembros; monitorear las salidas sociales de los miembros; y participar en las conferencias de staff, en las reuniones del liderazgo, y en las reuniones del consejo”.

A cualquiera que efectivamente cumpla todas estas expectativas le queda poco tiempo y energía para cuidar a su familia, si es que la tiene, o para alcanzar a la gente a la que Dios le ha llamado. Pero no considere únicamente el tiempo requerido; observe también hacia donde está dirigido su tiempo y trabajo. Ninguna de estas responsabilidades delineadas se relaciona con la gente local. Estas responsabilidades no solamente interfieren con el llamado del líder del equipo, sino que también exigen que él o ella interfieran con el llamado de los miembros de su equipo. No se menciona la obra de Dios, solamente el trabajo más amplio de la organización.

Los miembros del equipo también tienen menos tiempo para pasar entablando amistades locales. Ellos tienen reuniones del equipo, informes y evaluaciones, más la interacción artificial llamada “cuidado pastoral”. Este mismo documento menciona 14 responsabilidades para los miembros del equipo; solamente dos de ellos – hacer los trámites de visas y aprender el idioma – implican que viven en un país extranjero.

Los equipos, así como otras burocracias, tienden a disminuir la efectividad para la que fueron formados y que debían promover.

Una familia misionera, que actualmente vive en Los Estados Unidos, está debatiendo el regresar al campo misionero. Ellos aman el país donde sirven y saben que el trabajo es importante, pero están colapsados por las tareas administrativas inherentes al equipo y a la organización. En otro lugar, el líder de equipo de otra pareja por más de un año les ha estado negando el permiso para mudarse a un pueblo al cual se sientan llamados. La amistad, la confianza y la ayuda están disponibles allí, pero no a través de su equipo ni de su organización. Entonces, ellos tienen que quedarse en la capital con su equipo. El principio de Pedro también sirve: Se promueve a la gente más allá de su competencia e intereses. Mi esposo y yo fuimos promovidos a líderes del equipo cuando otros se nos unieron porque éramos de mayor edad, con más experiencia y bien adaptados a la cultura. Hablábamos el idioma y teníamos una buena red de relaciones interpersonales locales. En ese punto, nos dijeron que seríamos líderes del equipo. No se nos dio otra opción. El ministerio que habíamos realizado con excelencia fue reemplazado con trabajo en el cual no habíamos mostrado competencia y que hubiéramos evitado si nos hubieran dado la opción. Más importante aun, sentíamos que este trabajo era innecesario y dañino desde el principio.

Compartimos nuestro desagrado con un líder en nuestra organización. El contestó con el brillante ejemplo de otro misionero que había abandonado “sacrificialmente” su propio llamado por todas las tareas absorbentes del liderazgo de un equipo. No menosprecio a alguien que toma el papel de un siervo – estamos aquí únicamente porque la gente nos apoya desde nuestro país de origen. Espero que nos estén apoyando en obediencia al llamado de Dios. Pero este ejemplar líder del equipo fue llamado para servir a un pueblo en particular, no a un equipo. A propósito, el dejó el campo definitivamente.

¿Han sido llamados los misioneros a pertenecer a un equipo? Si creemos que nuestro llamado es de Dios, entonces el tiempo que pasamos fuera de nuestro llamado y de nuestras relaciones bíblicas es simplemente desobediencia. Si Dios nos llama a saltar a un río y salvar a una persona que se está ahogando, él no espera que nosotros perdamos tiempo en la orilla llenando formularios del seguro. Asimismo, cuando Dios nos envía a un pueblo en peligro espiritual, él no espera que perdamos tiempo en tonterías administrativas innecesarias y dañinas. Las agencias misioneras que aceptan gente que ha sido llamada a los sudaneses, los tailandeses o a los indigentes, y después les hacen imposible a estos misioneros el trabajar con estos grupos, están conduciendo a hermanos cristianos hacia la desobediencia. Si los equipos hicieran a los obreros más efectivos en su llamado, yo los apoyaría. Pero no es así. Estas agencias están poniendo el llamado de Dios en segundo lugar después de los requisitos burocráticos y formas.

Las misiones, como cualquier otro campo profesional, están sujetas a las modas pasajeras. El trabajar en equipo está tan de moda hoy en día que en una reciente conferencia de misiones, se mencionó el tema casi en todas las discusiones. Hablamos acerca de la evangelización en equipos, el plantar iglesias en equipos, y el abrir nuevos campos misioneros con los equipos. Era casi una mantra. Nadie preguntó por una definición de equipo ni ofreció un camino alternativo para enfocar el trabajo. La falta de pensamiento crítico nunca es buena.

¿Por qué no abandonar la estructura de equipo como una meta en sí mismo? Todo el mundo necesita consejo, ánimo, guía y amistad. Si no existieran los equipos, los obreros eficaces buscarían lo que necesitan en sus amigos nacionales, empleadores, otros extranjeros, miembros pastorales de su agencia, y en sus amigos y pastores en su país natal. El correo electrónico y los viajes por avión nos permiten encontrar apoyo en muchos lugares diferentes. Grupos libres formados para cada misionero pueden ser creados y deshechos según las circunstancias. Es el tiempo de reconsiderar la moda de los equipos, sus fundamentos y efectos, y después rededicarnos al verdadero trabajo de misiones – alcanzando a los perdidos, y no supervisando a los salvos.


Damaris Zehner trabajó como misionera por siete años en Asia Central. Y aunque es ciudadana Americana, nació en Bangladesh y vivió más de una tercera parte de su vida en Asia, África y Europa. Profesora de inglés, es casada y madre de cuatro hijas. Ella y su familia viven actualmente en el área rural del estado de Indiana. Cualquier comentario sobre este artículo es bienvenido de parte de la señora Zehner. Favor escribir a zfamk@securenym.net

Encontrando tu lugar en el equipo

1. Contribuyendo a la unidad del equipo

Se ha construido la Organización sobre la base del compañerismo, y hemos escogido trabajar en equipos hechos de obreros de muchas nacionalidades, culturas, trasfondos sociales, membresía eclesiástica y niveles de educación. El obrero transcultural más útil es aquel que tiene un corazón abierto y una mente preparada, dispuesto a llegar a ser un miembro leal del equipo, aun al precio de ceder algo de su individualidad, pero a la vez seguro del llamado y de la dirección del Señor. No significa que servimos al hombre, pero sí creemos que nos servimos los unos a los otros y, en trabajar para fortalecer el equipo a que pertenecemos, servimos al Señor cuyo cuerpo somos.

Tal unidad en diversidad no es fácil para lograr ni mantener. Pablo apela a los cristianos en Éfeso que sean “solícitos en guardar la unidad del Espíritu en el vínculo de la paz” (Ef 4:3), que nos habla claramente de la necesidad de trabajar para tal unidad. Y eso a pesar de que la unidad es un regalo (del Espíritu Santo), y basado en toda una serie de experiencias y convicciones en común (por lo menos siete según los versículos 4 y 5).

2. La unidad del equipo: Una lucha diaria

¿Por qué tenemos tal lucha en cuanto a las relaciones, aun en una Misión dedicada a una sola tarea de hacer conocido a Cristo? Aparte de la variedad amplia de trasfondos que tenemos, hay otras razones: los dones y llamados diferentes que hemos recibido (vv7-11), nuestra naturaleza caída como seres humanos, y la determinación del enemigo para causar división entre nosotros.

La confraternidad verdadera nunca se debe tomar por dada. Se necesita la demostración diaria de los valores cristianos como la humildad y la mansedumbre, la paciencia y la longanimidad, el amor y el perdón (v2). Nos llama a que paguemos atención con oración a nuestros pensamientos, nuestro hablar, nuestras actitudes y nuestras reacciones, para que no debilitemos ni destruyamos inconscientemente la unidad que Dios nos manda a mostrar mientras servimos a Él y el uno al otro.

Otras llaves para la confraternidad del equipo son que seamos honestos, abiertos y quebrantados los unos con los otros (1 Juan 1). Cada miembro tiene el deber de buscar cultivar relaciones cálidas y abiertas con todos los obreros en el campo. No basta conservar solamente un vínculo con la organización. Dios ha llamado a cada uno para estar en una confraternidad, y para ser un miembro funcional de un equipo. Es solamente cuando te relacionas en sumisión con esta confraternidad que tu propio ministerio tendrá bendición y fruto. “Someteos unos a otros en el temor de Dios” (Ef 5:21).

3. ¡El choque cultural dentro de nuestros equipos!

Otro aspecto de relaciones en el equipo es la mezcla cada vez más grande de nacionalidades y culturas en nuestra Misión. Generalmente el nuevo obrero está preparado mentalmente hasta cierto punto para el choque ocasionado por entrar en una nueva cultura. Pero, puede ser que está totalmente sin preparación para encontrar compañeros que piensan, hablan y actúan diferentes de lo que hace él. Puede ser especialmente difícil en un campo donde predomina una nacionalidad.

Estas diferencias pueden tomar varias formas. Los miembros de un equipo de países diferentes muestran valores diferentes en cuanto al uso de dinero, el recreo, el involucrarse socialmente, cómo hacer el trabajo, y cómo hacer el trabajo transcultural. Cómo disciplinar los niños puede ser algo de controversia y aun explosivo. El discipulado y devoción a Cristo se expresan diferente en culturas diferentes.

4. Un factor nuevo en la unidad del equipo: la internacionalización de nuestros equipos.

La verdadera internacionalización está llegando a ser una realidad en nuestra Misión. Muchos obreros de países no occidentales y no angloparlantes están entrando a la Organización, y tomando responsabilidades de liderazgo. Se están extendiendo nuestros horizontes continuamente. Hemos abrazado esta tendencia gozosamente, particularmente porque podemos ver el potencial tan enorme para crecimiento en lugares que tradicionalmente no han enviado misioneros.

Al mismo tiempo, tenemos que reconocer que la internacionalización trae consigo sus propios retos especiales. El nuevo obrero tiene que adaptarse no solamente a la cultura anfitriona, sino también a las tres, cinco o diez culturas diferentes representadas en el equipo de la Organización. A veces es difícil para el liderazgo poder interpretar correctamente las palabras y las acciones de los miembros del equipo. Puede ser difícil establecer un compañerismo profundo debido al caos en la superficie de las formas de pensar, perspectivas y actitudes diferentes.

He aquí, algunas sugerencias para promover y mantener armonía en un equipo multinacional:

• Toma tiempo para entender a cada persona. Esfuércete por aprender de su cultura y cosmovisión.

• Enfoque en las positivas. Concéntrate en ver a Jesús en el otro obrero y estés listo para aprender de la expresión única de Su vida divina en ellos.

• Dale a tu colega el beneficio de la duda. Cuando ves algo que te parece mal, pregúntate si puede ser un asunto cultural. Procura obtener todos los hechos antes de tomar acción.

• Anime a los que están débiles en inglés (o lo que sea el lenguaje del equipo) a que participe plenamente. Si su debilidad en el idioma hace que no atreven hablar, haz preguntas para solicitar su opinión.

• Permite libertad en los tiempos de alabanza y adoración. Anime a todos a orar en el idioma en que se sienten más cómodos. Considera la posibilidad de cantar algunas canciones en el lenguaje materno de los que están en la minoría. ¡No lastimará a la mayoría adaptarse al revés de vez en cuando!

• Estés considerado. Durante una discusión, los que hablan el lenguaje de la mayoría deben ser cuidadosos para hablar lento, claro y fuertemente para que todos entiendan.

• Lee la publicación de la Organizacin acerca de los “perfiles culturales” de las varias nacionalidades en tu equipo.

5. Las causas y los remedios para la falta de unidad en un equipo

Es significante que uno de los más conocidos, y más discutidos ejemplos de un desacuerdo en las Escrituras era entre dos obreros misioneros, Pablo y Bernabé (Hechos 15:36ss), y que sucedió muy pronto después de una victoria sobresaliente sobre división en la Iglesia. Nos sugiere que tenemos que ser más vigilantes y atentos en cuanto a la relaciones en el equipo cuando parece que todo va bien. El enemigo sabe cómo contraatacar y cambiar la victoria por la derrota.

En el ejemplo de “tal desacuerdo” entre estos dos siervos sobresalientes del Señor, la razón inmediata tenía que ver con un asunto de disciplina (¿En cuántas ocasiones los conflictos eclesiásticos son entre hombres de principios y hombres de perdón?) ¿Quién estaba en lo incorrecto? Lucas, el historiador inspirado, se cuida de no tomar ninguno de los dos lados. Es casi seguro que los dos estaban mal por no tomar tiempo para orar, razonar y llegar a un acuerdo. Se pueden resolver las tensiones interpersonales si seguimos orando y hablando, y nos determinamos entendernos. Si las tensiones siguen, puede ser necesario involucrar un tercero que los dos respetan.

Hay muchas causas de conflicto en las iglesias y en los equipos misioneros: el chisme, la falta de comunicación, falta de sumisión a la política del equipo, falta de disposición para aceptar las diferencias en personalidad, rivalidad, y mucho más. Hay que evitar deliberadamente estar involucrado en formar “partidos” (traducido ‘facciones’ en Gal 5:20. Nota del traductor: En la NIV en inglés es así, pero en la Reina Valera se traduce ‘herejías’). Las personas que comparten puntos de vista sobre asuntos como doctrina, otras personalidades, estrategias, política o relaciones con la Iglesia nacional pueden llegar a formar una asociación cercana que es dañina para la unidad global de la obra. Haz que tu confraternidad sea amplia en lugar de estrecha. Estés leal al equipo, aun cuando hay discusión, y no lleves los problemas del equipo fuera de la Misión.

6. ¿Debemos suprimir todos los desacuerdos?

Aunque parezca extraño, el conflicto puede ser productivo, y aun necesario, si lo maneja con amor. Como dice Truus Wierda en su gran librito entitulado Relationships (Relaciones):

El conflicto es inherente en la vida humana … no es necesariamente malo en sí. El conflicto es normal, natural y neutral. Es nuestra reacción al conflicto que determina si llega a ser una fuerza positiva o negativa en nuestra vida. Cada conflicto y crisis nos presenta con una oportunidad para crecer y madurar.

Seguramente fue cierto en cuanto al desacuerdo fuerte que llevó a la Iglesia al borde de división en Jerusalén (Hechos 15). Hubiera sido desastroso hacer caso omiso al desacuerdo sobre la cuestión de la circuncisión y la actitud cristiana hacia la ley de Moisés, y permitir que la discusión continuara. Una discusión sin transigir llevó a una decisión unánime para aceptar a los gentiles en la Iglesia sin tener que ceder a la cultura judía. Así que, quitó toda confusión y despejó el camino para una época nueva de testimonio cristiano y crecimiento de la Iglesia. Rara vez es posible tener la uniformidad en un grupo tan diverso como una iglesia local, o un equipo multicultural; por lo tanto, siempre habrá necesidad para discusión, explicación y aun posiblemente para reconciliación. El desacuerdo debe siempre llevar a la oración, la aceptación mutua, y el buscar la dirección del Señor para avanzar.

Cuando te sientes ofendido por un colega, no lo dejes. No pases por alto el hecho de que probablemente el enemigo influye para buscar causar división; no lo compartas con otros miembros del equipo, sino ten el valor para seguir el modelo bíblico en acercarse al otro con humildad y oración. Da tus heridas al Señor. Reconoce que a lo mejor compartes algo de la culpa. Dile a tu colega algo como: ‘Puede ser que te entendí mal, pero diste la impresión de que … ¿Estoy en lo correcto? Si no es así, por favor, explícamelo. Hablemos y oremos juntos hasta que haya pleno entendimiento, para que no haya nada entre nosotros.’ Si todavía te sientes que tu colega hace mal, atrévate a hablarle abiertamente y con amor acerca del asunto (Mateo 5:23-24). ‘El amor cubrirá multitud de pecados’ (1 Pedro 4:8). No significa ‘cubrir’ o esconder los pecados, sino confrontarlos en honestidad amorosa y en perdón.

7. Reconociendo la importancia de la conferencia del campo anual

Dos de los propósitos principales de la conferencia anual son fortalecer la unidad del equipo, y clarificar las metas del equipo. Si está bien organizada y con suficiente tiempo debe ser, de muchas maneras, el punto culminante del año. Debe proveer bastante oportunidad para diversión, compañerismo e interacción familiar, junto con discusión plena de los asuntos de negocios. La ministración de la Palabra, tiempos de testimonios, la oportunidad para recibir alguna capacitación, tiempos de orar el uno por el otro, generalmente en la presencia de delegados de las iglesias con que nos asociamos, todo esto puede contribuir a refrescar y renovar el equipo.

Es importante que llegues a la conferencia con un corazón abierto, listo para encontrarte con el Señor, y para entrar plenamente en las discusiones, pero no con la idea de pelear (defender?) un punto de vista en particular. Es bueno orar sobre la lista de asuntos de negocio , investigar todo lo posible sobre el trasfondo de los asuntos que se discutirán, pero también llegar preparado para dejar que el Señor le hable en formas nuevas a través de la Palabra y por medio de Sus obreros. Tenemos libertad para expresar nuestras convicciones, y aun desafiar las tradiciones del pasado; pero se debe hacerlo con sabiduría y cordura, para que la conferencia no llegue a ser un campo de batalla de opiniones en conflicto. Después de haber expresado nuestro punto de vista personal, y haber participado tanto como fuera posible en tomar decisiones, la lealtad debe hacer que nos sometamos al juicio del equipo.


SUGERENCIAS PARA LA APLICACIÓN

1. ¿Te sientes parte de tu equipo? Si la respuesta es no, ¿por qué consideras que te sientes así? ¿Qué pasos prácticos puedes tomar para resolver el asunto?

2. ¿Experimentas conflicto (interna o externamente) con miembros del equipo de un trasfondo cultural diferente? ¿Hay algunos pasos prácticos de las secciones cuatro, cinco o seis, que debes tomar para resolver este conflicto?

Construyendo buenas relaciones

1. Las relaciones con tus colegas del Equipo

Los obreros transculturales de hoy viven con una red de relaciones. Hay relaciones con los líderes del campo, la iglesia enviadora, la iglesia anfitriona, los que apoyen en oración, el equipo del campo, y a lo mejor un equipo de ministerio. Veremos algunas de estas relaciones para ver cómo pueden ser mantenidas de una manera que glorifica a Dios.

Relaciones con tus colegas

El cuadro tradicional del obrero fuera de su país, sentado solo debajo de una palmera, rodeado por una multitud de oidores atentos, es un cuadro falso e individualista. Todos formamos parte de un equipo. Necesitamos mantener un compromiso para construir relaciones buenas en el equipo. Como vimos en el capítulo anterior, es difícil mantener tales vínculos en el equipo, pero son vitales para cumplir exitosamente nuestro llamado espiritual. Hay muchos retos. Nuestros equipos multiculturales nos ponen lado a lado con diferencias muy marcadas de trasfondo, cultura, oportunidades educativas, beneficios económicos, y mucho más. La estructura transnacional de algunos de nuestros equipos pone colegas en países diferentes y trabajando en contextos diferentes mientras ministran a la misma etnia. Se necesitará esfuerzo para entendernos mutuamente. Las investigaciones consistentemente muestran que una de las razones principales por renuncios evitables del campo es la de no poder llevarse con los compañeros (Ve Demasiado Valeroso para Perder, por Taylor).

Relaciones con los líderes del campo

Tus líderes fueron nombrados por el consenso del equipo por un periodo de tres años. El liderazgo no es una tarea ni autoimpuesto ni fácil. El nuevo obrero llegando al campo debe estar preparado para reconocer la función y la autoridad de los líderes, y para apoyarlos de todo corazón en su deseo de cumplir su tarea como la describe Ps y P. Recuerda Hebreos 13:17, que habla de nuestro deber (la obediencia y la sumisión) a la luz de su responsabilidad (mirar por nosotros y rendir cuentas). Puesto que algunas de las tareas principales de los líderes son para cuidar, supervisar, aconsejar y guiar, siempre debes estar abierto para compartir tus preocupaciones y problemas con ellos. Entre más abiertos somos, más ayuda recibimos.

Si tienes ideas nuevas para el desarrollo de la obra, compártelas primero con tus líderes, antes de buscar implementarlas. Mantén a tus líderes al día, especialmente en los primeros días después de tu llegada, para que tu ministerio futuro se pueda determinar sobre la base de todos los factores relevantes: la necesidad del campo, oportunidad, las aspiraciones de la iglesia nacional, tus dones y convicciones personales. No olvides informar a tus líderes de cualquier movimiento o ministerio que hagan que te ausentes de tu lugar de residencia normal (Ps y P 8/3.2.1.7). Cuídate de no crear vínculos exclusivos con tus compañeros que aíslan los líderes. No concuerdes en guardar secretos de ellos.

2. Relaciones con la gente de tu propio país

Es esencial que mantengas abiertas las líneas de comunicación con los que están en tu base: la iglesia que te envió, los que oran por ti, y los que contribuyen a tu ministerio. He aquí, algunas reglas para una mejor comunicación:

Tu iglesia enviadora

Tu iglesia enviadora debe tener un vínculo especial con tu situación, y estar familiarizada con tu ministerio y tus preocupaciones. Aunque los pastores a menudo no son buenos para escribir, ellos aprecian mucho tus comunicaciones. Escríbelos de cuando en cuando. Tu iglesia local merece mucho más que solamente tu carta de oración. Considera la posibilidad de establecer una lista de circulación limitada que consiste de amigos especialmente interesados con los que te comunicarás directo del campo con más frecuencia (por ejemplo, mensualmente, o cuando tienes alguna noticia especial para compartir), añadiendo una sección para comentarios personales. Investiga la posibilidad de establecer un vínculo por medio del correo electrónico, facsímile o por teléfono internacional, o posiblemente podrías enviar un video.

Los apoyadores en oración y finanzas

Se debe reconocer rápidamente las donaciones, y en la carta se debe ir más allá de solamente dar noticia de haberlas recibido. Da información en la carta que inspira fe y oración. Tal vez estás muy ocupado, pero no olvides este asunto tan importante. Algunos obreros han perdido apoyo y apoyadores porque no fortalecieron estos vínculos tan vitales. ¡No tomes por sentado a tus donadores!

Los que oran por tu ministerio deben sentirse participantes vitales en lo que haces. Entonces, asegúrate de que tengan información importante. ¿Cada cuánto? Probablemente una carta cada tres meses es el mínimo básico. Una carta de oración debe dar noticias de interés personal junto con la información general. Sé abierto y franco, caloroso y humano. Entre más claro el cuadro que das, más enfocada e intensa será la oración. No temas de hablar tanto de las derrotas como de las victorias. Varia tu estilo: haz que un circular sea descriptivo, que otro habla de un tema específico, otro de las personas, etcétera. El uso del correo electrónico te ayudará poder dar información muy actualizada sobre eventos actuales. Pero, ¡cuidado con sobrecargar! No abrumes a tus socios de oración con demasiada información muy a menudo, o ¡puedes perderlos en lugar de cultivar oración efectiva!

Al escribir, evita la crítica del Gobierno, la gente y las condiciones de tu país anfitrión. Recuerda que tus cartas pueden caer en manos de oficiales que están hostiles en cuanto a tu trabajo. ¡Los correos electrónicos no están más seguros que las tarjetas postales! Que tus preocupaciones políticas lleguen a ser oraciones.

Sirve a aquellos que oran por ti, y que dan para tu ministerio, en orar por ellos y en animarlos en el Señor, sin predicarlos. “El alma generosa será prosperada; y el que saciare, él también será saciado” (Prov 11:25 RV).

La Base de Envío

Asegúrate de que la Base de Envío reciba regularmente información en detalle de lo que estás haciendo. Piensa en ti mismo como el vínculo del Señor entre el campo y la Base de Envío. Por supuesto que los líderes del campo harán comunicación oficial con las bases, pero tu vínculo personal será el canal por medio del cual llega información vital y (¡así se espera!) de inspiración. Escríbelos regularmente acerca del progreso en el campo y también de tu propio ministerio personal. Imagina que trabajas en la oficina de extensión (publicidad), y piensa en lo quisiera saber:

(a) ¿Quiénes son el personal del campo, y dónde están? ¿Qué tipo de vínculos tienen con las iglesias nacionales? ¿Cómo es el clima espiritual del país, y la situación política y económica? ¿Qué planes tiene el campo para avanzar? ¿Hay algunos proyectos especiales? ¿Qué provisión hay para la educación de los hijos? ¿Hay necesidades para personal, asuntos específicos para oración, oraciones contestadas recientes, y puntos para alabanza?

(b) Observa los requisitos de tu Base de Envío en cuanto a la frecuencia de los informes, y da una copia a tus líderes del campo. Si tu Base tiene otras sedes regionales, procura asegurar que la información también llegue a ellas. De vez en cuando, prepara una presentación audiovisual (diapositivas con casete, video o generada por computadora) para enviar a la Base de Envío para ser usada en la sede y en grupos de oración de tu Organizacion.


3. Relaciones con creyentes nacionales y la iglesia nacional

Cultivando relaciones con colegas nacionales

Generalmente, es preciso que nuestro ministerio en el evangelismo y la plantación de iglesias se lleve a cabo con obreros nacionales en una cooperación que sea lo más cercana posible. Confía en Dios que Él levante tales obreros, que te ayude capacitarlos y establecer buena comunión y buenos hábitos de trabajo con ellos. Haz caso de sus consejos en tu ministerio. A veces puede ser que te recomiendan que abstengas de visitar o ministrar, puesto que tu presencia podría perjudicar la predicación del evangelio. Pide, y muestra un aprecio por el consejo. Tu actitud nunca debe ser una de ‘amo/siervo’. Puede ser que por un tiempo es una relación de ‘padre/hijo’ o ‘madre/hija’, pero confía en el Señor de que pronto florezca una relación más madura, de colegas interdependientes.

No manipules a los obreros nacionales con fines egoístas: da crédito a quien se lo merece, y muestra aprecio cuando sea apropiado. En las cartas que envías a casa, reconoce el valor del trabajo de tus colegas nacionales. Busca hacer crecer su imagen: el hecho de que ellos sean aceptados y alabados es también crédito para ti. Ve como Pablo le alaba a Timoteo al escribir a las iglesias. Sé un hermano mayor y un entrenador (y aprendiz también), pero evita causar que ellos dependan de ti. Constantemente dirígelos a que tengan fe en Dios.

El apoyo financiero de obreros nacionales

Aunque es bueno tener colaboradores nacionales, e involucrar a los nuevos creyentes en el ministerio lo más pronto posible, hay que tener mucho cuidado en nombrar a los creyentes nacionales como colegas de tiempo completo, especialmente si los extranjeros son los que los pagan. No se debe establecer tal tipo de relación ministerial sin involucrar a los líderes maduros de la iglesia nacional experimentados en la selección de obreros prospectos. Establecer un precedente de los extranjeros ‘empleando’ a los evangelistas y plantadores de iglesias nacionales con fondos del extranjero, obstaculiza el desarrollo de una iglesia indígena.

Nota: En algunos contextos, el uso de la palabra ‘nacional’ para referirse a la gente local puede llevar un sentido negativo. En estas situaciones es mejor hacer referencia a ‘locales’ o específicamente a ‘ghaneses’ o ‘creyentes brasileños’. Evita una actitud de ‘ellos’ y ‘nosotros’.

El involucrarse en una iglesia nacional local

Es bueno que expreses tu membresía de la Iglesia más extensa con participar en la vida de una iglesia local. Aunque tengas un ministerio que es más extenso que el de una sola congregación, añade tu peso a una que será tu iglesia local. Debes estar disponible para ser consultado y para un papel de enseñanza dentro de esa asamblea local, pero ten cuidado de no tomar las riendas de la iglesia. Recuerda que es posible que en algunas situaciones tu opinión tenga el peso de cinco de tus hermanos nacionales, así que no seas rápido para dar tu opinión; más bien ayúdalos a encontrar la voluntad de Dios al dirigirlos hacia la Palabra de Dios.

Cuando una iglesia nacional es tu aval

En algunos países la iglesia nacional es tu aval. Como tal, tiene responsabilidad para ti delante del Gobierno. Dales a los miembros su debido respeto y honor. Recuerda que es solamente con su aprobación que puedes seguir ministrando en el país. Por lo tanto, haz todo lo posible para establecer una relación amable con los líderes de la iglesia nacional. Busca su consejo en cuanto a maneras de trabajar y de estrategias, y respételo. A todo costo, evita una actitud superior, que los llevará a pensar que eres tú el que hace las reglas, o que eres el patrón, y que ellos son los obreros. Ese día en misiones ya pasó hace mucho. Llegamos como colaboradores y siervos de la iglesia, no como amos. Si hay hostilidades en el país, sométete al consejo de la iglesia nacional con respecto a quedarte o salir.

El involucrarse con creyentes nacionales locales

Demuestra tu disposición en Jesucristo para recibir aun a los creyentes más humildes de la iglesia con visitarlos, y con confraternizar con ellos. Utiliza sabiduría en tu apoyo económico de la iglesia local. Si tu diezmo tiende a ser mucho más que lo que dan los demás, y hace que la iglesia depende de lo que tú das, sería aconsejable dar parte de tu diezmo a otros proyectos especiales, o canalizarlo por el concilio central de la iglesia. ¡No seas una persona de ‘sola la iglesia local’! Sé igualmente leal a tus colegas de WEC, y a la iglesia nacional, porque ellos y tú forman un solo cuerpo de Cristo en tu área de servicio.

No hay sustituto para el amor cristiano. No son sustitutos un buen conocimiento gramatical del idioma, ni familiaridad con la cultura ni predicaciones buenas. Podemos distinguir un amor y compasión sinceros de lo falso. También lo pueden hacer nuestros hermanos de otra cultura. Trátalos como individuos, y no como solamente ‘unidades con almas’ o como ‘miembros de la iglesia’ para quienes trabajamos: Dios es Dios del individuo. Toma tiempo para aprender sus nombres, conocerlos, identificarte con sus problemas, entender cómo piensan. Demuestra tu preocupación por ellos en ayudarlos en los problemas prácticos que tienen, por ejemplo, con su vivienda, la escuela o transporte. Sirve más a los demás de lo que te sirves a ti mismo.

Los cristianos nacionales necesitan tiempo para aprender acerca del obrero extranjero. ¡No han tenido un curso de orientación acerca de él! Ten confianza en que el Espíritu Santo trabaje en las vidas de los demás cristianos así como lo hace en la tuya. Son capaces de ser guiados por el Espíritu Santo, y de guiar a otros. No te aferres a tu ministerio una vez que son capaces de continuarlo. Siempre debemos poner la capacitación muy arriba en la lista de metas, para que ellos puedan tomar el ministerio lo más pronto posible.

Habla en confianza con tus hermanos nacionales, abiertamente pero con sabiduría. Sé cauteloso en hablar de personalidades y de tensiones en el equipo con los que no tienen un conocimiento pleno del trasfondo. Comparte los problemas del trabajo, y si es posible, aun los problemas personales. Así, edificas la confianza. Enfrenta los problemas. No los dejes, ni permite que sean escondidos. Es una manera falsa, de corto plazo, para construir las relaciones. El amor habla la verdad. Estés dispuesto para aprender de los nacionales. Acepta su ministración hacia ti tanto espiritual como material en tu andar diario y mensaje. No pueden crecer si no los permitimos la bendición de dar tanto espiritual como materialmente. Nunca podemos enseñar nada si no estamos dispuestos a ser enseñados.

4. Donde todavía no hay una iglesia nacional establecida

En las situaciones pioneras, donde no hay iglesias, o donde el número de creyentes nacionales todavía es poco, obviamente el obrero extranjero se ve más limitado en su influencia directa. Si el número de extranjeros domina las reuniones de los pocos creyentes nuevos, es probable que estorbe la creación de la iglesia nacional. Lo que puede ser la manera clave en las primeras etapas de la plantación de la iglesia es el discipulado uno a uno, y el mentoreo de los nuevos creyentes, sin necesariamente asistir a sus reuniones de adoración. Una situación política de restricciones puede requerir la ausencia total de los extranjeros de las reuniones de los creyentes. En tales situaciones, el obrero extranjero necesita hallar su sostén espiritual aparte de un culto de la iglesia.

SUGERENCIAS PARA LA APLICACIÓN

1. Repasa tus relaciones con tus colegas, tus líderes de campo, tu iglesia enviadora, los que oran por ti, tus apoyadores financieros, y tu Base de Envío. Anota cómo estás activamente construyendo relaciones con cada grupo. ¿Falta algo? ¿Tienes correcto el balance?

2. Identifica la situación de la iglesia nacional en tu campo, como se menciona en la sección tres. ¿Cómo van desarrollando tus relaciones con los creyentes nacionales/los líderes de la iglesia? ¿Hay alguna acción que puedes tomar para edificar tu relación con nacionales clave con los que tienes contacto?